lunes, 18 de febrero de 2013

La ausencia.

Basta con no mirarte o con perder los ojos a la deriva, dispuesta a caer en la sinrazón de los vivos cuando se sienten muertos, pero no puedo ignorar que tu ausencia se ceba con mi desgracia. Te sabes importante y lo eres, sólo que no quiero engañarme a tu suerte. Por una vez quiero ser sincera aunque no sea conmigo misma. Me causas pleno deseo.

Quiero perderme, saberme adulada y empujada al feroz cortejo de palabras, sin temores...despojada y desterrada a la oscuridad de tu color negro, a la frialdad de tus muros cuando chocan con los míos. Un cortejo que acabará matando algo si es que lo hubo, terminará con su semilla si es que existió. ¿Para qué? Para renacer, para sembrar la duda de cuantos pendemos de ella, de la duda, de los miedos y rencores. Y sigo sin ser tuya. Mi yo más fuerte, mi semblante abrumado, sumergido en cañones de risa púrpura, se esconde bajo el escudo infinito de la soberana calidez de tus labios y el frío martir que piso como suelo. Todo se desmorona y cae sin remedio. No soy capaz de contenerme. Soy arrogante y altiva, pero sin complejos me agacho como un perrillo detrás de su amo.

Tu libertad no se hace a la mía, mis puños se aprietan solos sin que yo pueda retenerte entre ellos. Es tu ausencia que me mata aún, cuando estás esquivo o no sales a mi encuentro...cuando pasa el tiempo y no consigo echarte de mis tormentas. Cuando pasan las horas y tú no estás en ellas.
Es entonces cuando llega el desconsuelo, cuando descargo vientos y tempestades...más allá de la calma.

Tu corazón ya va a otro ritmo y desenfunda la garra temible de los que no la conocieron, de los que cayeron a destiempo, sin embargo, yo aguanto el peso de ese temblor que te causa y que sin querer hace daño, me dueles, me palpitas. Pero con saña me arrebatas la dulzura, me haces caer al instinto, se vuelvo básica y todo recupera otro sentido, pendo de un hilo enganchado en tus manos. Es tu ausencia la que me tiene loca. Es tu no reconocida actitud la que me confunde, eres tú el que hipnotizas mis horas y deshaces mi vida en argumentos de poca monta. Eres tú el que me ha dado un vuelco, a mí y a mis directrices. Si no te conozco. Si jamás te he visto ni tocado. Si posiblemente nunca te tocaré.