miércoles, 20 de noviembre de 2013

Razones

Te echo de menos,
le digo al aire,
te busco,
te pienso,
te siento
diciendo que como tú no habrá nadie.
Y aquí te espero,
con mi cajita de la vida,
cansada,
a oscuras,
con miedo
y este frío nadie me lo quita.

Tengo razones para buscarte,
tengo necesidad de verte,
de oirte, de hablarte.
Tengo razones para esperarte
porque no creo
que haya en el mundo nadie mejor a quien ame.
Tengo razones, razones de sobras
para pedirle al viento
que vuelvas aunque sea como una sombra.
Tengo razones para no quererte olvidar
porque el trocito de felicidad
fuiste tú quien me lo dió a probar.

El aire huele a ti,
mi casa se cae porque no estás aquí,
mis sábanas, mi pelo, mi ropa te buscan a ti.
Mis pies son como cartón
que voy arrastrando por cada rincón,
mi cama se hace fría y gigante
y en ella me pierdo yo.

Mi cama se vuelve a caer,
mis flores se mueren de pena,
mis lágrimas son charquitos
que caen a mis pies.
Te mando besos de agua
pá que bañen tu cuerpo y tu alma,
te mando besos de agua
pá que curen tus herodes,
te mando besos de agua
de esos con los que tanto te reías.

jueves, 10 de octubre de 2013

Mi pequeña estrella.

Mi pequeña estrellita ahora brilla más que nunca sobre mi cabeza, arde más que nunca en mi corazón, ilumina mi camino claramente. Mi pequeña estrellita estará siempre siempre a mi lado, en mi mente y en mi alma.
 
Hoy he enterrado un tesoro de valor infinito, no de piratas...sin joyas ni oro. Hoy he enterrado a mi pequeña estrella. 
"tú juega siempre y corretea entre la hierba, que yo te vea saltar, que yo te vea crecer...porque en mi corazón sigues aquí conmigo para siempre"
"ven conmigo, donde yo estoy, a mi lado y dame esa paz que necesito, dame esas fuerzas que me faltan...dame tu vida que yo te la cuido" 
"muérdeme y aráñame, hazme daño...no me importa ese dolor"
"me duele que me hayas dejado sola, que te hayas marchado, que me ahogue la pena"
"mi pequeño tesoro de patitas blancas, piel suave y ojos brillosos"
Allá donde estés, te vienes conmigo, te llevo a mi abrigo. Te quiero. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

El año que nos separó.

Recuerdo aquel otoño de 1995 vagamente a veces, los días de sol que hicieron a finales del mes de septiembre y de los nervios enjugados de la novedad y la incertidumbre. Comenzaban los cambios, arraigaban las ideas, empezábamos a formar una familia de muchos miembros, pero de cinco destacados. Nacía así la tremenda amistad que aún nos une lejanamente desde el año que nos separamos.

Recuerdo perfectamente a M.J. contando batallitas, a todas haciendo un corrillo en el césped, las vidrieras salpicadas de barro en su base y los cuchicheos por las esquinas de ladrillo visto cubierto de hiedra...nuestro batallón de niñas haciéndose mujeres preparado para abrirse al mundo como los pájaros que aún no han volado.

Y me acuerdo de las noches en vela a la luz de un flexo, las inocentadas de las más veteranas, los importunios de las envidiosas, las horas compartidas siempre delante de un libro, un plato o un recreo sentadas en el patio...las partidas de cartas, aquella torta que me pegó P. (la mejicana) a las 8 de la mañana, aquel regalo que me hizo E. por San Valentín....la voz cansada del tutor pidiéndonos orden...(cómo me acuerdo de G. y sus reuniones diarias, de la disciplina y de las horas de estudios).

Esos cuatro años, de niñas a mujeres, de semiclausura, de viernes haciendo la maleta, de risas en la lluvia, de clases confidentes, de domingos recogidos y charlas hasta las tres de la mañana...casi se pierden, casi se olvidan el año que nos separamos...pero aún viven aquí, en mis noches, en mi vida, en mis huídas y mientras sean recordadas seguirán vivas. Tanto que os quiero más que nunca, tanto que se me antoja imposible juntarnos...pero yo quiero que volvamos a estar unidas, porque fuimos como hermanas, yo la más pequeña, yo la más olvidada.

Recuerdo aquel verano de 1999, cuando pasamos página. Ese fue el año que nos separó.

lunes, 18 de febrero de 2013

La ausencia.

Basta con no mirarte o con perder los ojos a la deriva, dispuesta a caer en la sinrazón de los vivos cuando se sienten muertos, pero no puedo ignorar que tu ausencia se ceba con mi desgracia. Te sabes importante y lo eres, sólo que no quiero engañarme a tu suerte. Por una vez quiero ser sincera aunque no sea conmigo misma. Me causas pleno deseo.

Quiero perderme, saberme adulada y empujada al feroz cortejo de palabras, sin temores...despojada y desterrada a la oscuridad de tu color negro, a la frialdad de tus muros cuando chocan con los míos. Un cortejo que acabará matando algo si es que lo hubo, terminará con su semilla si es que existió. ¿Para qué? Para renacer, para sembrar la duda de cuantos pendemos de ella, de la duda, de los miedos y rencores. Y sigo sin ser tuya. Mi yo más fuerte, mi semblante abrumado, sumergido en cañones de risa púrpura, se esconde bajo el escudo infinito de la soberana calidez de tus labios y el frío martir que piso como suelo. Todo se desmorona y cae sin remedio. No soy capaz de contenerme. Soy arrogante y altiva, pero sin complejos me agacho como un perrillo detrás de su amo.

Tu libertad no se hace a la mía, mis puños se aprietan solos sin que yo pueda retenerte entre ellos. Es tu ausencia que me mata aún, cuando estás esquivo o no sales a mi encuentro...cuando pasa el tiempo y no consigo echarte de mis tormentas. Cuando pasan las horas y tú no estás en ellas.
Es entonces cuando llega el desconsuelo, cuando descargo vientos y tempestades...más allá de la calma.

Tu corazón ya va a otro ritmo y desenfunda la garra temible de los que no la conocieron, de los que cayeron a destiempo, sin embargo, yo aguanto el peso de ese temblor que te causa y que sin querer hace daño, me dueles, me palpitas. Pero con saña me arrebatas la dulzura, me haces caer al instinto, se vuelvo básica y todo recupera otro sentido, pendo de un hilo enganchado en tus manos. Es tu ausencia la que me tiene loca. Es tu no reconocida actitud la que me confunde, eres tú el que hipnotizas mis horas y deshaces mi vida en argumentos de poca monta. Eres tú el que me ha dado un vuelco, a mí y a mis directrices. Si no te conozco. Si jamás te he visto ni tocado. Si posiblemente nunca te tocaré.