Nunca fui...

Nunca fui de ir buscando gente guapa, de guays por la vida. Supe fijarme bien en los detalles que desprendían a pulsos algunos y algunas que poblaron mi sien. Supe leer entre las líneas de un cuadernillo "Rubio"... fui aprendiendo a unir puntos con la yema del dedo índice, de mi mano derecha por desgracia. Siempre fui de izquierdas.

Nunca fui de pintar caras donde no las había. Quise separarme de las fantasías que sin querer me sorprendían soñando por la noche y aprendí a pegar bien los pies al suelo, no fuera que saliese disparada  a cien kilómetros de mi sitio, como un resorte activo...pero siempre fui insegura. Hoy también. Porque me traes buenos momentos de nuevo, vuelves a ser tú más dulce que nunca...y yo sé que nunca fui de parar mis impulsos. Esta vez...es distinta. Siempre fui tu camino a casa.

Puedo ser.

En mi fuero interno sé que la forma en la que me comporto, pienso, vivo y sueño no es más que la mezcla de todo lo que soy y lo que los demás me hacen ser. Un lugar donde poder ser yo existe entre los lados de un cubo en el que poder aislarme...sabiendo que la soledad prolongada no es buena. Ni para el cubo ni para mí. 

Aquí la señorita bailarina hace mucho que no se aisla. Se ha descalzado para sentirse más libre. Se ha mirado al espejo y en su reflejo ha visto algo que no le gusta...desnudarse no es fácil, desgañitarse tampoco.
Es complicado tener mil cielos, mil ojos o mil sitios a los que acudir sin tener al menos un pie enraizado para sujetarse...y así se pierden las perspectivas, las nociones, los "date cuenta que...". El trasfondo se desmorona. Y se derrumba con las circunstancias. Nada se posee y nada se invita a entregarse, nada es de nadie.

Ese lugar eres tú y a veces encomiendo mis ánimos, mis razones y mis libertades a tus ojos, absorbiéndome la vida, relajando mis tensiones, arrinconando cada instante en un estallido de fé y sonrisas...en tus ojos puedo ser yo.