jueves, 26 de abril de 2012

Condena.


Lo he vuelto a hacer, he vuelto a caer. Y como un perro sin dueño me lamento de esta dulce condena a la cual ya he empezado a rendirle tributo. No he aprendido a controlarme, ni siquiera tengo referencias ni nadie que me enseñe y por cuestiones tan obvias, el corazón escapa y mi cuerpo se queda entre rejas.
Hoy me lo he jurado. Irrevocablemte mi amor se va al fracaso, se hunde y se ahoga...se pierde y se muere...y mis penas se hacen frágiles y eternas, flotando en tu espalda...rozando mis heridas. Hoy canto al vacío. Me guardo en un cajoncito y me quedo ahí, sin ganas de salir, hecha un ovillito. Ya lo he prometido, que nunca más habrá nada más que cariño entre tú y yo, que lo que me una a ti a partir de ahora sólo será amistad, ni habrá miradas ni contacto físico, aunque mis ojos me engañen y te quieran atravesar y mi boca se quiera cerrar para no darte ese beso que tanto deseo. Mis manos se cerrarán para no acariciarte y apretaré los dientes para negarte que te quiero, que no te puedo retener, que mi amor es sincero...todo será de nuevo un "no" atacando a mis sentidos.
Y tus ojos me han de fulminar, volviédome loca y enferma, desilusionada y marchita. Y ya no podré más, como te dije...una vez que se traspasa la fina línea que separa el menos y el más, una condena se cierne sobre nosotros y salpica a nuestro alrededor quemándolo todo...y si no...tiempo al tiempo.

1 comentario:

  1. Me encanta. Lo que describes llega alto y claro al lector. Hacia tiempo que no me pasaba por aqui y he dedicado un tiempo a leer tus nuevos textos, que me sorprenden, para no perder la costumbre.
    por cierto, te apoyo con la tienda online, me gustan tanto esas cosiyas!
    un beso : )

    ResponderEliminar