jueves, 29 de marzo de 2012

Imposible.


Me vence el cansancio de nuevo en madrugadas y sin cerrar los ojos, la oscuridad se hace dueña de mis noches otra vez, invitándome al sueño que nunca quiero acabar. Te quise de nuevo como un imposible en la vida real, como esa fuerza que tira de mí en todos los sentidos, atrayente y excluyente al mismo tiempo, porque desde que te ví no has dejado de ser la razón de mis anhelos y mis miedos. Y aunque una vez fuiste mio, en cada lugar y en cada pensamiento, se repite la misma escena...miles de veces te tuve. Anoche nos encontramos en el prado frente a mi casa. Tú como siempre, con tu risa eterna de niño travieso y yo alelada mirándote desde lejos, sabiendo que estaba delirando, que era una invención más y que sin querer, una orden se mandaba desde mi corazón  a mi cerebro dormido.
El pelo ensortijado, como a mi me gusta, camiseta blanca de mangas cortas y pantalones caqui. Yo....de negro. Tú, gafas de sol y detrás de ellas, mirada limpia y cómplice de la mía. No sabes cuánto te echo de menos, cuánto te quiero, cúanto deseo que seas mio para siempre. Pero al despertar, sé que no te puedo tener...que eres un imposible y que mi cuerpo llora por dentro todas las veces que nos cruzamos y ni nos miramos. Aún, después de tantos años, me sigues poniendo nerviosa en la distancia. Ojalá el revoltoso destino pegue un giro y de nuevo vengas a mí, te necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario