miércoles, 29 de febrero de 2012

Vuelvo a ti.


Despuntas al alba al filo de mi cama, bienvenida de nuevo a un amanecer en el sur. Te vistes de luz y color por las mañanas y yo me entrego a ti animada un día más, entre raíces y almohadas. Vuelvo a ti como un soldado después de la guerra, intentando controlar las ansias y haciendo inevitable el reencuentro. Tu sol es especial, tu mar y tu cielo no se distinguen, invitas a perderme en tu alegría...y me pierdo. Mírame, perdida estoy.
Vuelvo al efímero instante de contacto con tu olor, a descubrirte desnuda y sin prejuicios, auténtica y valorada como sólo tú me haces sentir. Y aunque mi corazón esté dividido, eres la primera que prefieren mis ojos, la que guarda mis anhelos...la única en este momento.
Vuelvo a beber de tus coloradas aguas, a esparcirme por tus calles sinuosas...disfrutándote. Cada vez me enamoras más.
Caes en la tarde, esta vez vestida de luces y magia. Tu sol se esconde y tu farola me guía. Bien hallada me siento en tu frontera de montañas y ríos...en medio quedas ofreciéndote entera. Este vespertino deseo por recorrerte se acentúa, de nuevo invitas a visitar tus rincones mientras tu calor y tu humedad hacen el resto, provocando ese conocido efecto sobre la ropa, insoportable tu calor en los meses de verano. Suave y tierna en las noches de invierno.
Vuelvo a ti, esta vez con la boca llena de síes, sin recargos ni afanes...pero quizás estemos ante una prueba que sólo el tiempo ha de solucionar, mi otra mitad me reclama y siento que necesito satisfacerme, soy así de caprichosa.
Suena una música que ya conozco, me dejas bailarte, cogerte de la mano y danzar al filo de mi cama hasta que vuelva a despuntar el alba. Nos volveremos a ver mañana a la misma hora, mi Málaga.

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