miércoles, 15 de febrero de 2012

Vendo mi vida.

A quien le interese...vendo mi vida. 30 años, seminueva, todos los extras, modalidad chica, algunos desperfectos...precio: el que quieras pagar.

CAPÍTULO I. LOS CAMBIOS.
¿Los cambios son buenos? A priori podría pensar que sí, pero como todo en esta vida, depende. No los encajo bien cuando son repentinos, de un instante a otro, ni los asumo ni los asimilo a corto plazo. Conllevan un periodo de adapción que sólo se cubre con tiempo.

CAPÍTULO II. LAS FRUSTACIONES.
Los cambios y las vueltas de hoja traen consigo frustación. Odio los "querer y no poder", los momentos que no puedo controlar, todo aquéllo que se escape de mi mano y los obstáculos que pienso que no puedo salvar.

CAPÍTULO III. LOS MIEDOS.
El miedo es inherente al ser humano, es un mecanismo de defensa ante situaciones desconocidas y estresantes. Me hace vacilar y retrotraerme a un estado básico de defensa y huída. La piel se eriza, los sentidos se agudizan, la adrenalina se dispara y fluye a los músculos y al cerebro...me hace estar alerta. No son recomendables.

CAPÍTULO IV. LAS DECISIONES.
Tomar una decisión nunca es fácil porque implica dos cosas que siempre van cogidas de la mano: algo se gana y algo se pierde. ¿Existen las decisiones acertadas y las decisiones equivocadas? Probablemente no, vuelven a ser cambios (véase CAP. I). Implican responsabilidad y consecuencia. Pero en algún punto de mi vida se han hecho necesarias.

CAPÍTULO V. LOS ERRORES.
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Los errores se pagan, a veces caros y a veces no, pero el vaivén de circunstancias que me rodean han desembocado en premios y/o penitencias. La salida fácil.....naaaaaaaaah! Buena cara, sonrisa y adelante. Y ante todo, reconocimiento de causa.

CAPÍTULO VI. LA PACIENCIA.
Ufff, brilla por su ausencia, pero he de reconocer que en el último año ha aparecido alguna que otra vez. La falta de este don implica frustación, miedos y cambios (véanse CAP. I, II y III). Dicen que el tiempo pone todo en su sitio...pues paciencia, no hay otra ciencia.

CAPÍTULO VII. LOS SUEÑOS.
No podría vivir sin ellos, porque aunque forman parte de una fantasía, me obligan a tener metas y esperanzas. Existen sueños sin realizar o que jamás podrían cumplirse...pero enseguida nacen otros mejores, más alcanzables, más sencillos y más acordes con la realidad. Creo que nadie podría prescindir de alguno, por muy estúpido que fuera.

CAPÍTULO VIII. LA LIBERTAD.
Limitada, como siempre...es lo que nos ha tocado vivir, bajo reglas y mandamientos. Pero dentro de esos límites, hago y deshago; a veces acertando y otras errando (veáse CAP. V). Y todo con la premisa del respeto, obviamente. Unas veces las barreras se nos imponen, otras las imponemos nosotros mismos. Voy a partir de la base de que nada que me proponga es imposible.

CAPÍTULO IX. LA SINCERIDAD.
Es imprescindible, no podría ser sincera con los demás si no lo soy conmigo misma. Y la verdad es esa extraña naúfraga que siempre sale a flote. Y la prefiero ante todo, porque una mentira duele cada vez que la recuerdas y una verdad duele sólo una vez.

CAPÍTULO X. EL DOLOR.
Es el más temido de mis miedos (véase CAP. III). Y me refiero en gran parte al dolor emocional más que al físico. Sé donde están mis límites, los he comprobado. El dolor es el síntoma, la clave, la reacción, el precursor ante lo que siento, me devuelve a la realidad y es la expresión intangible pero sentida de que existo y tengo sentimientos.

CAPÍTULO XI. LOS SENTIMIENTOS.
Son el timón de mi barco. Las emociones son mi combustible. Necesito sentir para vivir. No concibo la vida sin empatía, sin alegrías ni tristezas, sin amor ni odio y sobre todo, sin pasión. Cada cosa, cada persona, cada lugar o cada momento me evoca ese estado de conexión con mi fuero interno, mi mundo de sensaciones que afecta a mi ánimo. Complicado, ¿verdad?

CAPÍTULO XII. LA REALIDAD.
Antítesis de los sueños (véase CAP. VII). Cómo no tener los pies en la tierra, a golpe de crudezas lo voy aprendiendo. Qué más da que un sueño invada mi vida si un tropiezo me despierta y me escupe a la realidad de nuevo. ¿Acaso sólo vivo de ilusiones? No creo.

CAPÍTULO XIII. LA MADUREZ.
Ni sueños ni realidades se hacen tan patentes como cuando asumes tu propio control. Intento encauzar mi existencia tirando un poco de las dos cosas...la ilusión de buscar mi camino con el verdadero camino que voy tomando. Las decisiones, los errores y aciertos, la realidad, la "paciencia que todo llega", el darse buena cuenta del tiempo que pasa y que no se recupera...todo eso es la madurez.

CAPÍTULO XIV. LOS ENCUENTROS.
Algunas historias de mi vida han ocurrido por casualidad, si es que eso existe. Es el ciclo de Krebs al más puro estilo cotidiano. Los compuestos que entran y salen son las personas que llegan y se van, que cambian un momento o modifican alguna circunstancia, que pueden impulsar otra nueva reacción o acabar con la oxidación completa de una ilusión...pero que son necesarias para que el bucle se lleve a cabo y el círculo se cierre.

CAPÍTULO XV. LAS CONCLUSIONES.
Toda historia tiene una moraleja. Todo nos lleva a una conclusión, fruto de sueños, sentimientos, paciencia, errores, encuentros y desencuentros, realidades, decisiones....significa cerrar una etapa para comenzar otra, cambiar algo por otro algo, meditar pros y contras, parcelar y determinar.

Conclusiones:

Minuto que no vives, minuto que pierdes.
Cada momento es único y debe ser recordado.
De los errores se aprende, y de los aciertos, también.
Cada segundo que pasa es una oportunidad de seguir cambiando.
Si te caes, levántate.
El pasado ya no nos pertenece, el presente y el futuro sí.
Nunca creas que no puedes con algo, puedes lograr lo que te propongas.
Ser grande es cuestión de actitud.
Orgullo y corazón no se mezclan.
El verdadero amor lucha, no abandona.
Por cada lágrima, cien sonrisas.
Vive para mejorar y olvida para perdonar.

Me quedo con una frase que leí hace poco: "Las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado, se los pierde".
Que tengáis un feliz día :)

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