domingo, 26 de febrero de 2012

Ojos abiertos, ojos cerrados.


Ojos abiertos, ojos cerrados, o cómo se pueden ver las mismas cosas de dos maneras diferentes, dependiendo del lado en el que te encuentres, o con los ojos con que mires.

A veces el amor puede producir un efecto negativo, cuando ese amor es difícil, o no correspondido. Se trata de una ceguera no real, sino imaginaria y solamente mental, que nos impide ver la realidad como realmente es, una especie de filtro a través del cual la realidad se transforma en tu realidad.

Una batalla entre la parte racional, aquella que siempre mira la realidad tal y como es, aquella que se aloja en el cerebro, y la parte emocional, la que ve las cosas como a nosotros nos gustaría que fueran, la parte que vive en el corazón. La eterna batalla entre la razón y el corazón.

Cuando ambas partes coinciden no existe ningún problema. Pero desgraciadamente no siempre es así. Ese efecto se puede ir enquistando con el paso del tiempo, de la soledad, del silencio, de la falta de comunicación... es muy fácil llegar a ese punto y muy difícil salir de él, como si de un camino de una sola dirección se tratase. Y puede llegar a ser autodestructivo.

Es duro vivir en esa dualidad, pensar de una manera ahora y de otra un segundo después, una lucha interna, porque cuanto más piensas, más alto subes, y evidentemente más dolorosa será la caída. Y más duro es cuando sabes que tu lado emocional te impide mirar las cosas como realmente son, cuando tu lado racional te está gritando una verdad pero no puede entrar dentro del corazón, protegido por la coraza emocional, cuando no eres consciente de lo que te estás provocando, pero la verdad es que cuanto antes desaparezca esa armadura, antes te das cuenta de tal y como son las cosas, de cómo es la verdad, porque con el corazón se siente, pero con el cerebro se piensa.

Y poco o nada importa muchas veces saber que esa ceguera es mala y negativa para uno mismo; piensas y te sientes aliviado imaginando cómo te gustaría que fueran las cosas, sueñas, vives en un mundo donde todo es perfecto, tu mente está en un estado de mantra, liberado de todo lo demás. Y hasta sonríes y miras al horizonte, y se te nota en la cara.
Da igual que intenten no ya de convencerte, sino de hacer que veas las cosas de una forma racional y real. La fortaleza del corazón muchas veces es irrompible.

Por mucho que nos cueste quitarnos ese filtro de la vista, es lo que debemos hacer, porque cuanto antes nos lo quitemos de encima, antes estaremos realmente liberados. Se trata de pequeños gestos diarios, puesto que la lucha es larga y dura, que poco a poco nos irán guiando al camino adecuado. Y dolerá, dolerá mucho, pero es la única manera que hay de hacerlo. Porque te lo debes a ti mismo y a los que tienes a tu alrededor. Habrá momentos difíciles, donde las fuerzas flaqueen y las ganas de caer en la tentación del pasado sean muy grandes. El tiempo es el mayor aliado en esta lucha, se necesita tiempo y apoyo para volver a estar como al principio. Para volver a estar bien. Eso es lo que importa. Eso es lo que me importa, lo que nos importa.

No entreguéis nunca todo vuestro corazón,
ya que todo lo que es hermoso no es más que un sueño breve y delicioso.
Oh, no. No entreguéis nunca vuestro corazón por completo.
William Butler Yeats.

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